Gastronomía popular

La cocina de Castellón es como sus gentes, de la tierra y del sabor de los encantos que producen la riqueza que rodea a la ciudad, desde sus cultivos hasta el mar. La dieta mediterránea se plasma en cada plato de la cocina castellonera, donde los productos naturales son tratados en los fogones con el máximo esmero para que sus comensales no sólo se alimentara, sino que degustarán cada bocado como una ambrosia.

De esta forma, la persona que llega a Castellón, no puede dejar de probar sus ensaladas, arroces, su pescado, su platos estofados con el tiempo de cocción que da la paciencia de la cocinera y el cocinero y por supuesto sus dulces.

Porque en Castellón, no ha habido nunca discriminación en el protagonismo a la hora de preparar una buena comida. De hecho, entre amigos es tradicional que sean los hombres los que cocinen para todos, en una reunión, la paella o la fideuá en un alarde de saber estar ante las brasas.

Pero ante todo para disfrutar de la cocina castellonense, lo primero que hay que tener es hambre y tiempo. Porque un buen yantar al estilo de la Plana, no puede por menos que merecer una buena sobremesa, una buena conversación y si las obligaciones lo permiten, una buena siesta.

Ahora, aunque el estrés y las prisas han hecho que cada vez más se destine menos tiempo a la comida casera, en cualquier casa castellonera que se precie debe haber paella el domingo, y si es verdaderamente tradicional, también el jueves.

Una paella que contará con carne de conejo, pollo, costilla de cerdo, verduras variadas (tomate, pimiento, ajos, garrofones y judías verdes) y por supuesto arroz y azafrán. Plato sin mucha complicación, ya que se sofríen las carnes y verduras, se vierte el agua y a su ebullición se echa el arroz para su cocción. Sin misterios, aunque el único secreto se encuentra en si "la paelleta es de leña" o si llegada la Navidad, la paella lleva de forma extraordinaria pelotas de carne.

Arroces que pueden tomarse también como arroz a banda, con un sabroso caldo de pescado donde en su presentación arroz y pescado se sirven y comen por separado. O el típico arroz caldoso, donde el sumum del sabor llega al hacer el caldo con galeras y cangrejos o según la temporada con coliflor. U otro como el arrosejat típico del mediterráneo.

Y junto a los arroces, no podemos olvidar la fideuà. Plato fuerte, de fideo seco, cocido en caldo de pescado de preparación similar a la paella.

Pero en la tradición culinaria de Castellón también existen platos de invierno, con prioridad de las verduras en su confección, como son la olla o el puchero. Un plato que como otros muchos tiene diversas variantes, según la verdura de temporada. La más típica, la olleta de la Plana, con judías verdes, acelgas, patata, zanahoria, nabo, cardos, alubias o garbanzos y para darle sabor, un hueso de ternera o jamón, unas morcillas secas y jarrete de ternera. Un plato cocido en crudo con mucho tiempo de fuego y que puede saborearse modificando los ingredientes, como la olla de col, o la olla de ayuno que, por comerse en cuaresma carecía de ningún ingrediente cárnico.

En el Grao de Castellón, la gastronomía te acercará a los sabores del mar, con los mejores pescados cocinados a la plancha, a la espalda, a la sal, en su salsa, etc. Desde la dorada, la lubina o el atún, en todas las variedades que puedas pensar. Con exquisitas tapas de chipirones, mejillones de roca, almejas o boquerones en vinagreta.

También en Castellón podrás degustar otros platos que forman parte de su tradición culinaria, que forman parte de la cultura popular por su implicación con las temporadas del año o incluso con la meteorología. Así no hay que perderse una degustación de habas tiernas estofadas, caracoles en salsa o tordos fritos con robellones.

Y fruto de nuestros hornos, antes de leña y cada vez más modernos, son las cocas de verdura o tomate en su parte salada o la más exquisitas pastas dulces que tienen en la "coca malfeta", los brazos de gitano o los pasteles de boniato en fechas navideñas, su más alto exponente.

Dulces donde los huevos, la harina, el azúcar y el aceite se combinan en diferentes confecciones hasta dar con los más placenteros sabores para el paladar.

Pero eso no es todo. Todavía faltará por saborear las "pelotas de fraile", bollo frito relleno de crema y rebozado en azúcar, los rollos de anís, los buñuelos de higo, populares en las fiestas, el "rosegons" o, por supuesto las monas de Pascua, en tan señaladas fechas y todo un ceremonial de consumo entre amigos en las meriendas de hermandad que sacaban y sacan todavía al campo a niños y grandes para disfrutar de la Pascua.

Una gastronomía que tiene como ingredientes primeros los productos del campo, con aceite de oliva fruto de las tierras del interior de la provincia, un con fruta exquisita procedente de los extensos cultivos de naranjas donde podremos encontrar cerca de un centenar de variedades entre naranjas y mandarinas.

Piénselo, la mejor cocina, con la mesa puesta y la amabilidad de las gentes de Castellón, la combinación perfecta para darle gusto al paladar.